¡Sin Miedo! Este es el grito que mejor resume la jornada del 7 de abril, y que recoge el sentimiento de l@s miles de jóvenes precari@s que el pasado jueves salimos a las calles de Madrid y de otras ciudades del Estado para reivindicar un futuro para todas y todos. Salimos a clamar bien fuerte por nuestro derecho a un trabajo digno, a una vivienda, a una pensión y a una educación pública no mercantilizada, en contra de la respuesta que las élites políticas y económicas europeas han dado a la crisis, imponiendo el sacrificio de las grandes mayorías e invocando hipócritamente el interés nacional y el bienestar colectivo para el “rescate de los mercados”. Pretenden hacernos creer que la salida a esta crisis, originada en la desregulación de la actividad financiera, pasa por desregular también el mercado de trabajo imponiendo temporalidad y desempleo al conjunto de la sociedad, recortando derechos y servicios sociales y suprimiendo, en definitiva, las posibilidades de un futuro digno.
Nosotras y nosotros creemos en la democracia. La identificamos como el resultado de siglos de luchas sociales por la participación de las mayorías en los asuntos públicos, por el reparto equitativo de la riqueza social, por la mejora de las condiciones de trabajo, por el acceso garantizado a la vivienda, la educación, y la sanidad. Representa el derecho a una vida digna para todas y todos.
Pero un sistema político en el que la ciudadanía elige gobiernos que más tarde se ponen al servicio de los mercados no puede ser democrático. No es democrático que las medidas políticas se tomen en nombre de instancias impersonales, como “los mercados”, que no tienen cara ni nombre ni rinden cuentas ante nadie, ni tampoco es democrático aceptar que la responsabilidad de la crisis es de todos y que, por tanto, debemos ser sensatos y aceptar los sacrificios. Sensatez y moderación salarial, pide el Ministro de Trabajo, mientras la clase política europea rechaza una enmienda para congelar sus dietas de parlamentarios y mientras Telefónica, pese a declarar cuantiosos beneficios, anuncia una salvaje reducción de puestos de trabajo. ¿Sensatez? Sensatez y responsabilidad democrática es señalar a los culpables de la crisis y desde Juventud SIN Futuro los señalamos sin miedo: banqueros, especuladores, agencias de rating, gobiernos que gobiernan para unos pocos y que condenan a la precariedad y a la miseria a tod@s los demás.
Valoramos la primera movilización del jueves 7 de forma muy positiva: el número de asistentes desbordó nuestras expectativas ampliamente, dejando claro que somos muchos y muchas quienes lucharemos por nuestro futuro. El éxito de la convocatoria no se mide con cifras, que algunos medios de comunicación reducen significativamente; no se mide con l@s 13 detenid@s del grupo espontáneo que, una vez desconvocada la manifestación, sufrió la desmedida actuación policial; creemos, sin embargo, que el éxito se mide en que estudiantes y precarias, jóvenes trabajadores, investigadoras y becarios, estudiantes de instituto y de fp, parados, profesores universitarios y sociedad civil salieron a la calle, rebeldes y concienciados, y expresaron su indignación en un ambiente reivindicativo, irrumpiendo de esta forma en la agenda política y mediática.
Volveremos a salir a la calle y volveremos a gritar sin miedo, junto a toda la sociedad civil, porque el pasado día 7 demostramos por vez primera que somos una generación dispuesta a recuperar el futuro que nos han quitado. Por eso nosotras y nosotros vamos a seguir organizando y extendiendo nuestras reivindicaciones y propuestas: en los barrios, en las calles, en las universidades, o en los centros de trabajo.
El domingo 15 de Mayo volveremos a tomar colectivamente las plazas, sumándonos a la convocatoria realizada por Democracia Real YA, para demostrar que esta crisis no vamos a pagarla, que el futuro es nuestro y vamos a recuperarlo. Hemos despertado de nuestro letargo y queremos dejar claro que la primavera, nuestra primavera, no ha hecho más que empezar.
«Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo»
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